martes, 27 de julio de 2010

“Por los demás….”


       
 ¿Cuantas veces usamos a los demás como excusa: “la culpa es de…” por lo que hicimos o dejamos de hacer?  ¿Cuántas cosas en nuestra vida por las cuales sentimos un gran deseo de llevar a cabo o cuantas cosas que hicimos, luego no enfrentamos o no las concretamos pensando en lo que va a decir otro o culpando al otro?
       Muy a menudo nos auto-convencemos de que alguien es el culpable de aquello que hicimos o de aquella cosa que tanto añoramos y nunca concretamos. En realidad casi siempre, la otra persona  no tiene idea de ese sentimiento que tenemos. Lo cierto es que mientras nosotros seguimos convencidos de esto, se nos hace imposible sentirnos realizados y felices.   Incluso completamos este panorama de infelicidad con una actitud de victimas, acostumbrándonos a vivir de esta manera, “no siendo”, formando de esto un hábito, cerrándonos completamente a la capacidad de comprensión que nos haga ver que lo que no hacemos por nosotros nadie lo hará.
       Por supuesto que no hablamos de pequeños gestos o detalles que tenemos por amabilidad hacia los otros, o por aquellas cosas que no tienen trascendencia y que perfectamente podemos modificar en pos de una convivencia más armoniosa.
       Nos referimos a todas aquellas cosas que son de importancia a la hora de sentirnos realizados como ser humano. Aquello que nos hace sentir que “somos”.  Dentro de esto pueden entrar situaciones tales como lo que vamos a hacer para ganarnos la vida, lo que nos gusta hacer por vocación, las relaciones trascendentales para nuestra vida, los valores, en fin, todo aquello que edifica nuestra personalidad completa y nos hace sentir realizados y libres.   Son aquellas cosas sobre las que no es saludable “transar” para dejar contentos a los demás.
       El error radica en pensar que lo más importante es la opinión de los otros respecto a lo que vamos a hacer.   Se le teme y se le adora a ese gran monstruo que es la opinión pública.   Sabemos perfectamente que habrá diversidad de opiniones así como hay diversidad de seres humanos. Podemos llegar a vivir en un eterno descontento si nuestra felicidad depende de la aprobación de todos los demás.
       Lo correcto y más razonable es que lo que hacemos nos haga felices y completos a nosotros en primer lugar. Al mismo tiempo que no atropelle los derechos de otra persona ni haga infeliz a nadie.
       Siempre habrá alguien que nos apruebe y alguien que nos critique. El paralizarnos por las criticas ajenas no es más que miedo a ser responsables por nuestros actos y asumir los resultados, sean buenos o no tanto. Es natural el error ya que estamos todos en proceso de crecimiento, del error también se aprende.  Sería imposible obtener resultados perfectos y admiración constante de todas las personas.
       Si observamos a lo largo de la historia, los personajes que se destacaron en campos variados, logrando avances fundamentales para toda la humanidad, la mayoría por no decir todos, tuvieron que enfrentarse a desacuerdos, criticas, enfrentamientos, incluso muchos terminaron sus vidas en forma solitaria sin siquiera haberse enterado de los grandes resultados que surgieron de sus “locuras”.
       Tampoco se trata de que todos nos convirtamos en grandes personajes y que nuestros actos sean trascendentales para la humanidad.  Simplemente se trata de que seamos el verdadero personaje en nuestra vida, y que nuestros actos se vuelvan trascendentales para nuestro desarrollo evolutivo.
De esta manera podemos estar seguros de que nuestra presencia en esta tierra será fructífera tanto para nosotros como para los demás, más allá de que los otros alimenten nuestro ego con su aprobación o de que nos culpen por sus desgracias.
       En esta gran red que formamos toda la raza humana, los planetas, el universo, etc., todos sin excepción, tenemos una responsabilidad, que no tiene nada que ver con ser admirado, comprendido, aprobado o desaprobado, sino que se trata de ser auténticos, reales, libres y desde ese  lugar acompañar al resto para que también lo sea.
Tal vez, cuando comprendamos esto realmente, no solo intelectualmente, muchos de nuestros sufrimientos desaparezcan para dar lugar a una auténtica y duradera felicidad, y ese será el momento en que de verdad estaremos cooperando unos con otros. 


Trabajo realizado en conjunto por Lourdes y Miguel

2 comentarios:

  1. Cada vez que entro a Ego: Ser o no ser? salgo wooow ya sea que reciba un descalabron o me nutra enormemente. gracias ya que el Ego es de lo más escurridiso para mi.

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  2. Katty (Chile)
    Cuando no entendía el concepto de Ego me confundía conmigo misma....(risa).
    Pero creo que ahora asumir cuando el ego está presente, me es más facil...voy elaborando mis propias teorías....modificables obviamente..pues estoy en un proceso en donde espero poder separar las aguas.
    Ego es todo aquello que nos mueve para obtener logros que alimenten el intelecto, los caprichos y deseos efímeros. Lo profundo y verdadero habita en el silencio del mundo espiritual, aquello que no muere ni se modifica, sino que permanece en certezas ligado al sentimiento más profundo llamado amor universal.

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