viernes, 4 de abril de 2014

Silencio

         
 Muchas veces hemos oído hablar del valor del silencio, necesario para la evolución. Pero ¿de qué silencio se trata? El que todos conocemos es el de las palabras y sonidos. Este tiene su importancia en la medida en que debemos dejar de aturdirnos para poder escuchar nuestro interior. Es necesario calmar nuestra mente y nuestros sentidos para poder meditar y reflexionar. Es necesario trabajar para alcanzar esta calma, pera esto contamos con técnicas respiración, relajación y meditación para practicarlas en forma constante; nos ayudará mucho, pero ¿alcanza este silencio momentáneo? De ninguna manera. Con esto solo alcanzamos un relax físico y mental que puede ayudar a calmar el estres cotidiano y tal vez a reflexionar sobre un tema específico con mas claridad, encontrando mejores respuestas. Pero si queremos alcanzar algo mas profundo, necesitamos dejar de aturdirnos y aturdir. La calma que logramos en una meditacion debemos prolongarla el resto del tiempo. Esto no quiere decir que continuemos con la mente en blanco las 24 horas del día, sólo el tiempo que dure nuestra meditación. Pero es absolutamente necesario en general, elegir lo que queremos pensar y no permitir que nuestros pensamientos surjan como caballos desbocados. Para esto es necesario detener el aturdimiento diario como música estridente, alocada, o con letras que provocan estados ordinarios de excitación. También el mantener conversaciones inútiles, aparatos parlantes de fondo por ejemplo, como cuando se usan de compañía. Al parar estos ruidos nos damos lugar a observar y aprender del libro de la vida, al cual deberíamos prestar total atención, porque en el proceso causa-efecto-consecuencia que constantemente ocurre a nuestro alrededor, es en donde se encuentran todas las enseñanzas que nos preparan para que aprendamos sin tener que golpearnos. La naturaleza nos habla constantemente si sabemos escucharla. Cuando encontramos la calma emocional se nos hace mas fácil captar el desarrollo de los acontecimientos con la claridad suficiente para saber si debemos intervenir, cómo, cuando, o si no debemos.
          Al hablar solo cuando es necesario le estamos dando a la palabra el poder que tiene, si hablamos por hablar, esta energía se pierde quitándole el poder creador para convertir la palabra en un ruido aturdidor y muchas veces nefasto para el que para el que lo escucha. Aquí se integra al silencio la discreción y no solo de palabra, también hay otras formas de comunicación que pueden actuar junto a la palabra o por separado. En esto entra el vestir, los gestos, la respiración, las miradas, las formas de comer, etc. Todo lo que hace percibir a otros nuestras emociones o sentimientos es comunicación, por lo tanto todo aquello que resulte agresivo, hace daño y despierta mas agresividad. No es necesario mostrarnos apagados o tristes, ni que debamos vestir de gris, esto también es agresivo. La armonía y la belleza son parte del equilibrio pero no es necesario llamar la atención haciéndose notar. Lo armónico es bello y esto se ve y se siente sin escándalo. Un ser elevado por ejemplo, despierta una atención especial, porque energética, física y mentalmente es la representación del equilibrio, y la atención que despierta no contiene agresividad, sexualidad ni ningún tipo de emoción ordinaria, además jamas veremos un ser elevado llamar la atención con el habla, con la vestimenta ni con ninguna manifestación fenoménica. Si lo hiciera, estaría siendo poco discreto y por lo tanto muy ególatra. Todo esto no se necesita para parecer mas místico o espiritual, tampoco estaría dando clase y enseñanza a diestra y siniestra para demostrar cuanto sabe, ni se quedaría mudo cuando debería hablar, tampoco necesitaría aparentar pobreza para hacerse el humilde. Cualquier maestro o discípulo que se comporte adecuadamente, conoce la suma e inquebrantable necesidad de discreción en cuanto a enseñanzas recibidas, en el momento de aplicarlas o darlas a otros. 
            Existe en todo aquel que comienza a recibir nuevos conceptos un impulso innato de compartir con otros lo que está descubriendo con el entusiasmo y alegría que siente. Pero poco a poco comienza a reconocer y aceptar que todos tienen su momento y esto es importante que se respete.
           La forma mas correcta de ayudar es mejorar todo lo que podamos y que nuestra discreta transformación sirva de ejemplo para motivar el interés en la búsqueda. La discreción es por lo tanto uno de los elementos mas importantes para avanzar sin agregarse piedras en el camino, y el silencio que es también su complemento, no debe confundirse con soledad angustiosa, sino que ha de entenderse como la oportunidad de ver con los ojos del alma, que nos permitirá darnos cuenta de que no estamos solos, porque es en el silencio que podemos reconocernos como parte de un todo y en cambio es en el ruido y el aturdimiento que se encuentran los muros que nos separan de los demás. Este es uno de los miedos que nos aleja de la libertad. Perdiendo el miedo al silencio es que nos conectamos con la música de las esferas y con el idioma universal.

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